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Tras las huellas de Achakaspy

Padre José Miguel Goldáraz

 

A lo largo de ocho cartas, el P. José Miguel Goldáraz, bajo el seudónimo deAchakaspy -“madera fina” o  “bosque rico”­, misionero capuchino de origen vasco, nos ha venido contando qué sucede hoy en la Amazonía ecuatoriana. Debido al gran número de visitas que recibimos en nuestro sitio web valorando estas cartas, hemos decidido escoger de ellas ocho huellas que no deben ser olvidadas y que, de alguna forma, recogen los momentos más trascendentes de estas sencillas pero profundas revelaciones. Es la voz de un hombre que lleva 40 años trabajando por la vida y por los pueblos amazónicos, siguiendo el ejemplo de su paisano Alejandro Labaka y de la Hna. Inés Arango. Ocho huellas imborrables, desde el corazón de la selva y con el corazón entristecido.

“La relativa tranquilidad de la selva y del río, el medio vital del Naporuna, ha sido alterada en el transcurso de los años, violenta y repetidamente por la conquista española, los proyectos auríferos, caucheros,  hacendados y, últimamente, hidrocarburíferos, madereros y colonizadores del Estado, apoyados por compañías transnacionales de extracción y comercialización de materias primas”. (Carta # 1)

“Es una obligación jurídica de los estados la consulta a las comunidades indígenas con la finalidad de que su voz sea tomada en cuenta para llegar a un acuerdo o consentimiento, antes de tomar medidas legislativas que puedan afectar a cualquiera de sus derechos colectivos. El Estado comete una violación al negar el derecho que los pueblos y comunidades indígenas tienen a ser consultados previa, libre y bien informados” (Carta # 2)

“Durante un mes, del 15 de Noviembre al 20 de Diciembre del 20l3 las l0 comunidades indígenas del Cantón Aguarico afectadas por los bloques petroleros 31, 14 y 43 (ITT) de Petroamazonas EP (estatal) y Petroriental (china), incluyendo los pueblos de Tiputini y Nvo. Rocafuerte,  sufrieron una invasión sin precedentes y sin previo aviso, de parte de un gran contingente de personal de la Secretaria de Hidrocarburos del Ecuador (SHE) del gobierno que se movilizaban rápidamente en sus potentes deslizadores, socializando por las comunidades la explotación del ITT. Fue como la marabunta de hormigas que invade los caseríos de paja de los indígenas de la selva y desaparece de pronto después de haber dejado el terreno limpio de insectos” (Carta # 3)

“Se dijo expresamente que habría sísmica 3D. Con ello se desvirtúa otra de las propuestas tan bulladas del gobierno que “solo se afectaría el l x 1000 del Parque Yasuní”: Las potentes explosiones de pentolite van a acabar con el encanto del ITT, la vida del subsuelo y la riqueza ictiológica de sus cientos de lagunas. Será hollado por brigadas de trabajadores cada metro del Parque para abrir las trochas. Van a volar cientos de ruidosos helicópteros y grandes canoas penetrarán por los ríos Napo, Tiputini y Yasuní”. (Carta # 4)

“Las actuales ciudades del milenio de la amazonia ecuatoriana nacieron en un solo parto, como dos hermanas gemelas: una a orillas del río Aguarico y la otra a orillas del río Napo. Como en la mitología naporuna, ambas aparecieron adultas. A la hora de nacer no se les bautizó, sino que se las presentó en sociedad vestidas de largo. Por eso las ciudades del milenio no tienen religión, no hay iglesias ni lugares de culto, son ciudades laicas, de carácter emprendedor, economicistas y materialistas que se alimentan de las arcas de ‘papá Estado’”. (Carta # 5)

“La gente indígena, acostumbrada a vivir libre y en amplios espacios selváticos, está metida en un área de construcción de 10X10, mirando a las paredes de la habitación. Las casitas son  demasiado calientes, aunque la construcción se efectuó con una estructura de paneles “sanduchados” de espumaflex, (…) Los animalitos domésticos y las mascotas están prohibidas. El solar de la casa ocupa un área de (250 Mts2), a cinco metros del patio del vecino como si la selva infinita se hubiese comprimido en quince metros.  ¡Es atosigante! Personas que llevan milenios protegiendo la selva como dueños, porque es la única manera de protegerse ellos mismos del exterminio, ahora reciben la noticia de que son no solo pobres sino miserables, de que la selva y sus recursos no son de ellos, que pertenecen al Estado y que no tienen cultura, porque los iluminados cerebros del poder confunden miseria con pobreza y cultura con folklore y vienen a devolverles la dignidad. Si son pobres es porque se les ha quitado sus riquezas, su cultura y dignidad. ¡Ciudadanos esta es una gente por la que hay que luchar! (Carta # 6)

“Se nos propone que nos convirtamos en peones asalariados (semiesclavitud) de empresas agroindustriales que se adueñarán de nuestras tierras (soya, palma africana, arroz, teca, cacao, maíz…) ¿Qué proponemos? Da miedo proponer. La propuesta está en las comunidades organizadas. No hay posibilidad en otra parte, sino es en nuestra  tierra y en nuestra organización. ¡No loticen la tierra!, no abandonen los territorios y no dividan las comunidades y menos por dinero. ¡Hay que pelear hasta que se congele el infierno y, entonces seguiremos peleando sobre el hielo!” (Carta # 7)

“Si las organizaciones nativas no resuelven correctamente la alternativa que se les propone: “solo la ciudad civiliza al indígena y al negro”, podemos entrar en un proceso fatal de dependencia, semiesclavitud y pérdida de autoestima. Estrenamos un proceso de pobreza y miseria humana: falta de trabajo, falta de incentivos para vivir, alcoholismo, prostitución, pérdida del territorio, de organización y cultura… Tenemos ciudades del milenio para todos, pero no autoridades justas. Tenemos colegios y escuelas del milenio para todos, pero no profesores con excelencia. Tenemos hospitales del milenio para todos, pero no doctores que nos curen. Nos hacen trabajar en nuestra propia tierra para compañías ajenas y capataces estrictos que nos mandan como a peones por el sueldo mínimo. No queremos que nuestras tierras se conviertan en lotes individuales o ciudades de colonos”. (Carta # 8)

Cáritas comprende que las verdades de Achakaspy, desde el corazón de la Amazonía, incomodan. Pero la verdad tiene que ser conocida. Por favor, difunde la existencia de las cartas. Cuenta que el P. José Miguel sigue allí, en el corazón de la selva, tratando de proteger la vida y la cultura de un grupo humano ancestral que, por más de 5 000 años, ha vivido en este maravilloso territorio, dado a ellas y ellos por Dios, pero que hoy es codiciado por todo el mundo, sin tener en cuenta que les pertenece a nuestros pueblos ancestrales. “¡Hay que pelear hasta que se congele el infierno y, entonces seguiremos peleando sobre el hielo!”

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