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DIMENSIÓN MISIONERA DE LA IGLESIA

Monasterio Santa María de Guadalupe, 24 de Febrero de 2014

 

MISION: =  enviar.  Poder o facultad que se da a alguien de ir a desempeñar una  encomienda

MISIONAR:  =  predicar, dar misiones

MISIONERO: = persona que tiene por objeto predicar o  anunciar el Evangelio.

 

La nueva evangelización  anunciada y pedida a toda la Iglesia  por Juan Pablo II, para este tercer milenio, es cada vez más necesaria y urgente, pues cada día constatamos con más claridad, que el primer amor y la fe primera se ha debilitado, y en la gran mayoría de católicos se ha apagado; Constatamos que nuestro pueblo quedó bautizado, "católico de nombre", pero está sediento de ser evangelizado, ansioso de encontrar el sentido de la fe, de su ser católico, de su ser cristiano.

Es urgente que la iglesia toda ponga los ojos en Jesús, Maestro y Señor, para aprender de él, que su mirada nos haga estremecer como a Pedro (Mt.26, 73-75), y su palabra poderosa resuene siempre en nuestros oídos para dejar las redes (Mt.4, 20-22),  de nuestros apegos y flojeras y poder estar siempre en “salida misionera” como dirá el Papa Francisco  (EG. 20)

Es también  la mirada y la palabra del Señor la que vivificara  la vida de los llamados y enviados, la vida  de una  iglesia en misión,  pues, “es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demora, sin asco y sin miedo” (EG. 23), no puede haber una iglesia misionera, sin misioneros dispuestos a  entrar  en este dinamismo  de la mirada y de la escucha:

  • Mirada y palabra amorosa  de Jesús, Buen Pastor, al que muchas veces seguimos  entre  sombras y  fríos  en una “noche oscura” de  miedos, inseguridades  y quebrantos, buscando siempre un fuego ajeno que caliente y alumbre, fuego no compartido  amigablemente en la  amistad del maestro y los hermanos de misión, es tiempo de perseverar en la oración para que el otro fuego, el del Espíritu, nos haga decir sin miedo, “hay que  obedecer a Dios antes que a de los hombres”(Hchs.5, 29)
  • Mirada y palabra que en una Iglesia misionera, debe estar llena  de caridad pastoral,  de acogida  fraterna, de inagotable misericordia ante tanto dolor y miseria humana, superar la “cara de funeral (EG, 10) o de vinagre”, con el que muchas veces se presenta el mensajero,  que siempre debe ser portador de la  buena y alegre noticia del evangelio de Jesucristo, fuente y motivo de  alegría para todo el pueblo

El mirar de Dios es amar nos dice San Juan de la Cruz, y el discipulado misionero, para serlo de verdad, tiene que  dejarse mirar con amor y mirar amando. Pues esa fue la dinámica de Jesús sobre sus apóstoles, los vio, los amó, los llamó, y los envió a ser pescadores de hombres (cf. Mc 1, 16-20). 

Una Iglesia misionera debe ver a los pecadores como  Cristo los miró y los trató: “me gusta la misericordia más que las ofrendas”  (Mt.9, 9-13). Jesús cuando llama a Natanael, le dice: "Antes que Felipe te llamara, yo te vi" (Jn.1, 48). El llamado nace por la mirada de Jesús y, sólo esta mirada, es capaz de renovar al llamado, para reavivar en él, el  fervor del envío misionero.

No podemos olvidar que para el envío misionero, y para estar siempre en salida  nos llamó el Señor, “diríjanse a las ovejas  perdidas de Israel, a lo largo del camino proclamen, ¡el reino de los cielos esta cerca!… (Mt.10, 6-ss), el Concilio Vaticano II  recordará a toda la iglesia que:

“El Señor Jesús, después de haber hecho oración al Padre, llamando a sí a los que El quiso, eligió a doce para que viviesen con Él y para enviarlos a predicar el reino de Dios” (Mc.3, 13-19; Mt.10, 1-42); a estos Apóstoles (Lc.6, 13) los instituyó a modo de colegio, es decir, de grupo estable, al frente del cual puso a Pedro, elegido de entre ellos mismos (cf.Jn.21, 15-17). Los envió primeramente a los hijos de Israel, y después a todas las gentes (cf.Rm.1, 16), para que, participando de su potestad, hiciesen discípulos de El a todos los pueblos y los santificasen y gobernasen (cf.Mt.28, 16-20; Mc.16, 15; Lc.24, 45-48; Jn.20, 21-23), y así propagasen la Iglesia y la apacentasen, sirviéndola, bajo la dirección del Señor, todos los días hasta la consumación de los siglos (Mt.28, 20). En esta misión fueron confirmados plenamente el día de Pentecostés (cf. Hch.2, 1-36), según la promesa del Señor: «Recibiréis la virtud del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos así en Jerusalén como en toda la Judea y Samaría y hasta el último confín de la tierra» (Hch.1, 8). Los Apóstoles, pues, predicando en todas partes el Evangelio (cf. Mc.16, 20), recibido por los oyentes bajo la acción del Espíritu Santo, congregan la Iglesia universal que el Señor fundó en los Apóstoles y edificó sobre el bienaventurado Pedro, su cabeza, siendo el propio Cristo Jesús la piedra angular (cf. Ap.21, 14; Mt.16, 18; Ef.2, 20)  (LG. 19).  

La tarea que Jesús confía a la iglesia de evangelizar, es  urgente, la nueva evangelización, no es algo opcional, es el gran mandamiento de Jesús a los suyos, la gran misión, que por desgracia se convirtió en gran omisión; pero que hoy  nos toca a notros retomar con nuevos bríos. No podemos olvidar que en la vida de todo obispo, de todo presbítero, de toda persona consagrada, de todo bautizado, existen dos cimientos  fundamentales para  el  desarrollo y plena culminación de su vocación. Se trata de dos experiencias fundantes:  Sentirse amado y  sentirse enviado,  solo así tendremos la alegría de sentirnos misioneros

Por experiencia sabemos que no es tarea  fácil evangelizar en la Ciudad, de  evangelizar las culturas  o las nuevas periferias de nuestra sociedad y de nuestro mundo; pero "nada es imposible para Dios" (Lc.1, 37), siempre y cuando haya testigos dispuestos a poner lo mejor de sí en tan importante tarea, pues este es el mandato de Jesús, para esto nos llamó, y para esto nos envía por las calles y caminos del mundo.

“Como el Hijo fue enviado por el Padre, así también Él envió a los Apóstoles (cf. Jn.20, 21) diciendo: «vayan, pues, y enseñen a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Yo estaré con ustedes  siempre, hasta la consumación del mundo» (Mt.28, 19- 20)… “Ay de mí si no evangelizare” (1 Cor.9, 16)…. Predicando el Evangelio, la Iglesia atrae a los oyentes a la fe y a la confesión de la fe, los prepara al bautismo, los libra de la servidumbre del error y los incorpora a Cristo para que por la caridad crezcan en El hasta la plenitud… Así, pues, la Iglesia ora y trabaja para que la totalidad del mundo se integre en el Pueblo de Dios, Cuerpo del Señor y templo del Espíritu Santo, y en Cristo, Cabeza de todos, se rinda al Creador universal y Padre todo, honor y gloria.  (LG. 17)

El discernimiento en la  misión 

Según Gaudium et Spes, la Iglesia, comprometida a salvar el mundo mediante el discernimiento, no hace más que continuar la obra de Jesucristo, con espíritu misionero, manifestándolo y presentándolo como el Hombre Nuevo, en el que todas las realidades son recreadas y los hombres encuentran la plenitud de su ser, la Iglesia, aunque necesite de medios humanos para cumplir su misión, no fue instituida para buscar la gloria terrena, sino para proclamar la humildad y la abnegación, también con su propio ejemplo. Cristo fue enviado por el Padre a «evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos» (Lc.4, 18), «para buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc.19, 10); así también la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se  esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo   (LG. 8).

“Para la iglesia la  opción por los  pobres  es una categoría  teológica antes que cultural, sociológica o filosófica, Dios les otorga su primera misericordia… y los cristianos están llamados a tener los mismos sentimientos de Cristo (Filp.2, 5),  inspirada en ella, la iglesia hizo una opción por los pobres entendida como una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la iglesia….  Por eso quiero  una iglesia pobre y para los pobres, ellos tienen mucho que enseñarnos… La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la iglesia. Estamos llamados a descubrir a  Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas,  pero también a ser sus amigos,  a escucharlos, a interpretarlos, y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos ”  (EG. 198)

 

Resumiendo:

1°.- Necesidad de misioneros dispuestos a  entrar  en la dinámica  de la mirada y de la escucha del Señor Jesús y del pueblo

2°.- Misericordia, el compromiso con los pobres, las periferias  y la alegría deben estar presentes en una Iglesia misionera

3°.-  ¿Quién tiene, pues, la misión de evangelizar? “El Concilio Vaticano II ha dado una respuesta clara: "Incumbe a la Iglesia por mandato divino ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio a toda creatura" (82). Y en otro texto afirma: "La Iglesia entera es misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental del pueblo de Dios" (83). (EN  59)

4°.- Una Iglesia en salida misionera  no debe olvidar que es:

Pueblo de Dios. conjunto de todos los bautizados, “nacidos todos de arriba, del agua y del Espíritu”  (Jn.3, 3-5),

La identidad de este pueblo es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios,

La  ley  de este pueblo, el mandamiento nuevo: “amar como el mismo Cristo nos amó (cf. Jn.13, 34),

La misión de este pueblo: ser sal de la tierra, y  luz del mundo (Mt.5, 13-16)

El destino de este pueblo,  el reino de Dios (CIC.  782)

5°.- “Así, todo laico, por los mismos dones que ha recibido, es a la vez testigo e instrumento vivo de la misión de la iglesia misma, en la medida del don de Cristo” (LG. 33;  CIC. 913)

 

PARA PROFUNDIZAR

  1. "El misionero es el hombre de la caridad: para poder anunciar a todo hombre y mujer que es amado por Dios y que él mismo puede amar, debe dar testimonio de caridad para con todos, gastando la vida por el prójimo. El misionero es el "hermano universal" que lleva consigo el espíritu de Jesús, el Espíritu de la Iglesia...es signo del amor de Dios en el mundo, que es amor sin exclusión ni preferencia" (Redentoris Mater de Juan Pablo II  89)
  2. ¿Cuáles son tus expectativas hacia la Misión del Vicariato  de Aguarico hasta el 2017?
  3. ¿Qué luces da a tu carisma y tu apostolado  a la Iglesia de Aguarico?

 

 

ALMA  MISIONERA                                                     

Señor, toma mi vida nueva,

Antes de que la espera

Desgaste años en mí.

Estoy dispuesto a lo que quieras,

No importa lo que sea,

Tú, llámame a servir.

 

LLÉVAME DONDE LOS HOMBRES,

NECESITEN TUS PALABRAS,

NECESITEN MIS GANAS DE VIVIR,

DONDE FALTE LA ESPERANZA,

DONDE FALTE LA ALEGRÍA,

SIMPLEMENTE POR NO SABER DE TI

 

Te doy mi corazón sincero,

Para gritar sin miedo tu grandeza, Señor.

Señor, tengo alma misionera,

Condúceme a la tierra

Que tenga sed de Dios.

 

Y así, en marcha iré cantando,

Por las calles predicando,

Lo bello que es tu amor.

Tendré mis manos sin cansancio,

Tú historia entre mis labios,

Y fuerza en la oración.

 

 

José Septien

SAN SEBASTIAN DEL COCA

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