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Mons. Miguel Gamboa (1913-2000)

Patria y familia

En España, en la autonomía de Navarra, en un valle maravilloso por sus paisajes, montañas y campos verdes, está el pueblo de Arruazu. Sus grandes casonas de piedra sillar, su hermoso templo fueron las primeras realidades que observaron los ojos del niño Higinio Gamboa Satrústegui. Nació el 11 de enero del año 1913. Sus padres se llamaron Francisco Javier Gamboas y Manuela Satrústegui. Familia muy cristiana que dio a la Orden capuchina tres de sus hijos: Miguel, fallecido en plena juventud y José, llamado en la Orden capuchina Padre Máximo de Arruazu, misionero en Colombia, Ecuador y Argentina. Fue bautizado a los dos días de nacer, imponiéndosele el nombre de Higinio.

Estudios y formación en la Orden capuchina

Los estudios primarios los realiza en su pueblo natal. En las fiestas grandes venía a este pueblo llamado Arruazu, un misionero capuchino, para predicar y confesar. Los ojos inocentes de Higinio se asombraron ante aquella figura profética: cuerpo enjuto, largas barbas, hábito pobre y pies descalzos. Y quiso ser misionero como él. A pocos kilómetros funcionaba un seminario seráfico para niños y jóvenes que deseasen ser capuchinos. Y a ese seminario llevaron sus padres a Higinio en el año 1924. Tenía 11 años; pasará cinco en aquel lugar donde hay más de un centenar de seráficos como él. En el año 1929 ingresa en el noviciado capuchino en Sangüesa, donde hace su profesión temporal en las Orden capuchina el 15 de agosto de 1930. Sus estudios de filosofía los realiza en Estella (Navarra) de 1930 a 1933. Y pasa a la ciudad de Pamplona para cursar la teología durante cuatro años. El 21 de marzo del año 1937 recibe la ordenación sacerdotal. Son años muy duros en España, en plena guerra civil. El Padre Miguel se libra del servicio militar por problemas de visión. Se dedica con entusiasmo al ministerio sacerdotal en varios conventos.

Su vocación misionera.

Por los años cuarenta, Las misiones de la Guajira en Colombia quedaron sin recibir misioneros de España, de la región valenciana, pues los capuchinos habían sufrido la muerte de una veintena de sus frailes en la guerra civil. Pidieron ayuda de personal a la provincia capuchina de Navarra. Y el Padre Miguel se ofreció para pasar los mares y dedicar su vida a anunciar el Evangelio a los guajiros. Tenía 29 años y una fuerte salud y un espíritu a toda prueba. Durante 10 años va a permanecer en esta zona tropical colombiana de clima húmedo. Se encargó de la parroquia de San José de Barrancos, en una amplia zona con recintos muy diseminados. Luego fue Vicario cooperador en Riohacha y finalmente Coadjutor episcopal con facultades en todo el Vicariato desde la sede de Uridia. El Gobierno colombiano lo nombró secretario de educación con atribuciones en toda la Goajira.

Misionero en Ecuador

En el año 1951 se constituye en Ecuador la presencia de la Orden capuchina, con la denominación de Custodia. Hay necesidad de misioneros que se hagan cargo de las diferentes presencias que se abren en algunas ciudades. Una de ellas es en Tulcán. Y el Padre Miguel Gamboa es nombrado Director del colegio seráfico, de 1952 a 1954. Se dedicó con entrega a la formación de un pequeño grupo de seminaristas. Y llega el año 1954, que va a ser histórico para la región oriental de Aguarico y para la vida del Padre Miguel Gamboa.

Erección de la Prefectura apostólica de Aguarico.

Toda la extensión de la actual provincia de Orellana dependía desde 1928 de la Misión josefina de Napo. El 16 de noviembre del año 1953 el papa Pio XII encomienda a la Orden de hermanos menores capuchinos lo que se llamará Prefectura apostólica de Aguarico. Y nombra al Padre Miguel de Arruazu primer Prefecto apostólico. Su investidura tuvo lugar el 18 de julio de 1954 en la iglesia de Capuchinos de la ciudad de Ibarra. Y el 30 de abril de este mismo año el superior General de la Orden capuchina designaba Superior regular de los capuchinos de Aguarico al Padre Miguel Gamboa. En sus manos estuvo, pues, la responsabilidad eclesial y capuchina de la Misión de Aguarico en los inicios de la misma.

La obra de Mons. Miguel Gamboa en los inicios de la Misión.

El historiador Padre Lázaro Iriarte ha escrito: “El decenio de Mons. Gamboa fue el de los comienzos heroicos, el de las exploraciones arriesgadas, el de la apertura de centros misionales, capillas, escuelas, dispensarios, talleres”. Residió en Nuevo Rocafuerte, pero con continuos desplazamientos por los ríos, visitando las comunidades indígenas. Hasta tuvo la valentía de organizar una expedición para conectar con la temible minoría étnica de los entonces llamados “aucas”, hoy huaoranis. En su tiempo se inició la construcción de un colegio agrícola en Coca, que hoy justamente lleva su nombre: “Colegio Padre Miguel Gamboa”. La actuación de Mons. Gamboa se caracteriza por su dimensión espiritual. El iba siempre por delante en la vivencia de su fe de un marchamo tradicional y de seguridad en principios y actuaciones prácticas.

En el año 1965, después de 10 años de intensa labor misionera, presenta la renuncia a su cargo de Prefecto y con sencillez franciscana reside en uno de los conventos capuchinos de Ecuador, siempre con el recuerdo y el corazón dirigidos a Aguarico.

Mons. Jesús Esteban Sádaba, actual Obispo-vicario apostólico de Aguarico ha escrito de Mons. Gamboa: “En su ancianidad, desde su residencia en España, me escribía con frecuencia, interesándose por todos los trabajos de la Misión, preocupado por el buen espíritu misionero. Tuvo la delicadeza de entregarme, cuando me nombraron Vicario Apostólico de Aguarico, una larga relación de consejos prácticos, incluso médicos, para mi servicio y estancia en la Amazonía.

Otras características de la personalidad de Mons. Miguel Gamboa.

Fue un gran estudioso de la Biblia y de libros de formación cristiana. Toda su vida cuidó mucho su formación intelectual y cultural, un rasgo a imitar por los alumnos del Colegio “Gamboa”. En los años 1972-1975 hizo un curso por correspondencia sobre la Biblia. Tenía ya más de 60 años. Tuvo calificaciones óptimas. Obtuvo el Diploma con la calificación máxima, con grado para impartir clases de Biblia. También cultivó su faceta de escritor, publicando artículos misionales en revistas.

Su recuerdo permanece entre nosotros

En el Colegio “Gamboa” hay un busto que mantiene viva la memoria del fundador. Honremos su memoria. El sudor de su frente ha regado nuestra tierra, quizás también sus lágrimas. En el año 2.000 fallecía santamente en la ciudad de Pamplona, en España. Sin duda uno de sus últimos pensamientos voló a una tierra lejana, la tierra de su amor de misionero: Rocafuerte, Aguarico. Que la juventud gamboina imite a su Fundador.

 

 

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