CASA ALBERGUE EN EL COCA
14/05/2015
En la región ecuatoriana de Orellana, se sitúa el Parque Nacional Yasuní, Reserva de la Biosfera, habitado principalmente por las comunidades indígenas de Waoranis, Kichwa y Shuar, quienes se ven obligados a desplazarse frecuentemente a la ciudad de Francisco de Orellana, también conocida como El Coca, para intercambiar productos alimenticios y artesanías, visitar al médico, asistir a centros educativos, etc. Debido a la situación de especial vulnerabilidad en la que se encuentran al llegar a este entorno semiurbano, surge un proyecto para darles hospedaje durante estas visitas eventuales.
La fundación Alejandro Labaka y el padre Miguel Ángel Cabodevilla del Vicariato de Aguarico fueron los promotores de este proyecto. En 2006 comienza a desarrollarse la Casa Albergue, a través del estudio de las condiciones sociológicas y antropológicas de los futuros habitantes, las características climáticas de la región y el estudio del emplazamiento final. Se trata de un lugar con un 90% de humedad, una temperatura media de 28° C y próximo al río Coca, en el que convivirán huéspedes diversos y multiétnicos, con tiempos, percepciones y hábitos distintos.
El MCM+A taller de arquitectura, encargado del proyecto, explica en su memoria del proyecto cómo se plantea el programa:
El equipo de diseño, conjuntamente con los promotores, elaboramos el programa funcional que respondía a la organización social propia de estas cultura, el “clan”, cada uno con su singularidad y especificidad, de tal forma podríamos dar cabida a 3 ó 4 clanes de indígenas distintos simultáneamente. Esta condición fue determinante en la concepción del diseño.
La casa albergue se proyecta abierta, sin paredes exteriores en su planta baja, invitando a pasar hacia su interior. El patio selvático se convierte en el corazón del edificio, marcando el carácter introvertido del proyecto y creando una atmósfera próxima a la del lugar de origen de los huéspedes.
El edificio no precisa de ningún sistema de climatización eléctrico gracias a la elección de elementos de control ambiental pasivos. El patio vuelve a tener una importancia crucial al servir de chimenea de succión del aire caliente hacia el exterior, acción que también promueven las dobles cubiertas. Las celosías bajas y altas, en lugar de tabiques cerrados, favorecen la ventilación en todo el conjunto. Las ventanas tipo persiana sirven de control de la incidencia solar y los suelos tipo deck promueven el flujo natural de agua y aire. Se trata de un diseño en diálogo con el medio ambiente y el paisaje que incluye un sistema de acumulación de agua de lluvia para la higiene de los baños.
La estructura ortogonal de hormigón armado se basa en un módulo de 6 m x 6 m que configura todos los espacios en los que la madera y los colores primarios dotan al edificio de cierta singularidad.
Mediante una plataforma de madera se accede al conjunto, un espacio de enlace entre la ciudad y el proyecto, fusionando la recepción con un área de exposiciones eventuales. En la planta baja se desarrolla el ingreso, el comedor, el área de exposiciones, las aulas - talleres, la vivienda del conserje y las baterías sanitarias, mientras que en planta alta se distribuyen las habitaciones y de nuevo los baños.
El proyecto conjuga la topografía, las condiciones climáticas, las posibilidades visuales y los requerimientos funcionales, logrando así un dinamismo espacial.
En 2012 se inauguró la Casa Albergue para dar cabida a actividades socioculturales y educativas, talleres, una Escuela de Liderazgo para indígenas y campesinos, etc. además de poder dar hospedaje a 40 personas. Durante estos dos años se ha convertido en un verdadero espacio de acogida pero también de formación, lugar de encuentro y de diálogo.
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