Padre Dios, dador de todo bien,
que acompañas el caminar de nuestra Iglesia,
Te alabamos, te bendecimos, te damos gracias.
Señor Jesucristo, enviado del Padre,
que llamaste a los misioneros que nos precedieron
a descubrir las semillas que depositaste en las culturas
de estos pueblos amazónicos.
Haz que nuestra Iglesia sea fiel a su vocación misionera.
Espíritu Santo que has dado fortaleza y fidelidad
a nuestras comunidades Esparcidas por la selva amazónica,
ayúdanos a vivir en comunión,
para que en esta tierra regada por la sangre de Alejandro e Inés,
surjan vocaciones generosas al sacerdocio, a la vida consagrada,
al compromiso laical en las realidades temporales.
Virgen María, Madre del Buen Pastor,
a quien nuestros primeros misioneros
escogieron por Patrona de nuestra Iglesia,
haz, con tu ayuda maternal,
que crezca en fidelidad y entrega.