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Bai, la muerte de un guerrero waorani

Bai fue uno de los grandes defensores del territorio. En los últimos años su salud se deterioró bastante. En medio del conflicto quedó en el abandono. Uno de sus hijos hizo las gestiones para comprar jabón, papel higiénico… Fui a visitarlo hace cuatro meses, fue la última vez: Eduardo Pichilingue Ramos da su testimonio sobre cómo vio la muerte de un de los grandes guerreros waorani

30 de noviembre del 2015

REDACCIÓN PLAN V

 

“Tengo una mezcla de tristeza, frustración y rabia! Hoy se nos fue Bai Ima, uno de los ancianos, guerreros, líder ancestral waorani. Fundador de la comunidad waorani de Bataboro, provincia de Pastaza, en el bloque petrolero 66. Su final fue largo y doloroso, la última vez que lo vi, hace pocos meses, quien fuera uno de los más grandes guerreros waorani, de los que más resistieron al contacto con la sociedad mayoritaria (con los "cohuori", como nos dicen), ya no podía hablar ni caminar y se arrastraba por el suelo con gran esfuerzo. Recuerdo que al verme se echó a llorar... Víctima del olvido, su casa no tenía ni agua potable, su familia, que hizo todos los esfuerzos para darle una vida digna, ya no tenía dinero ni para comprar los insumos de aseo básico. Todo esto, en medio de uno de los territorios más ricos en petróleo y otros recursos naturales, de todo el país. Es doloroso ver cómo los viejos waorani se van yendo en el más grande abandono, peor aún porque con ellos se va gran parte de la historia de la nación waorani”.

Eduardo Pichilingue Ramos puso este texto en su muro de Facebook, el 23 de noviembre del 2015, a las 13:30. Dos días después acepta hablar con Plan V en la cafetería principal de la Universidad Andina Simón Bolívar.   Pichilingue gran coordinó, en este gobierno el plan de seguimiento de las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a los pueblos Tagaeri y Taromenani.

Este es su testimonio:

Para mi y muchas personas es una gran preocupación lo que viene pasando en territorio waorani. Tanto por el tema de la expansión de la frontera petrolera, como por las condiciones en que viven los waorani y porque ha transcurrido un tiempo del contacto con la sociedad mayoritaria o envolvente, tiempo en el cual, las personas que participaron en ese proceso, que resistieron al mismo, se han hecho ancianos y están murieron. Están muriendo enciclopedias vivientes. Hace algunos años murió Mengatohue, que era el gran chaman waorani, el maestro de todos los chamanes. Murió sin que alguien levante su historia de vida, sin que nadie converse con él para saber cómo eran los waorani, ese conocimiento ancestral que llevaron antes del contacto. Poco tiempo después murió Ñame Enomenga, padre de Moi Enomenga y también un sabio reconocido en el territorio. Poco después murió Babe Ima, uno de los más grandes guerreros waorani; hermano de Bai, juntos lideraron la defensa de esa parte de territorio durante mucho tiempo. Luego fueron contactados por los misioneros y llevados a la reducción en la zona de Tigüeno, que es la parte alta del territorio. Tiempo después ellos se zafaron de eso y decidieron regresar a sus territorios. Encontraron que estaban ocupados por los petroleros y algunos colonos. Los petroleros hicieron una jugada maestra. Los waorani eran muy temidos y logran negociar con Bai y con Babe para se asienten al lado de la empresa petrolera, diciéndoles además que le van a dar una serie de beneficios. Se formaron las dos comunidades que hay actualmente; Tiguino y Bataboro, con Babe y su familia como cabeza de Tigüeno y Bai y su familia en Bataboro. Siempre Tiguino fue más cercana a la empresa petrolera. Bataboro más alejados, marcando los puntos que debía cumplir la empresa.

Babe muere de cáncer al estómago, en el 2009. Yo aún estaba en funciones en el Plan de Medidas Cautelares. Babe comienza a adelgazar muchísimo, la familia lo lleva donde varios chamanes, finalmente son convencidos de consultar a un médico, primero en el Coca y luego es llevado a Quito, en el H. Eugenio Espejo, donde se le diagnosticó el cáncer. Ya estaba muy avanzado y los médicos dijeron que era tratable con pocas posibilidades de sobrevivencia. Y no querían someter a un woarani a un proceso de quimioterapia. Para Babe hubiese sido muy difícil: nunca habló bien el español ni entendió realmente las lógicas del mundo occidental. Por decisión del médico y la familia se decidió que regresara a la comunidad con su familia. Después de Babe muere Dayuma, la primera waorani contactada, la que acompañó a los evangélicos en el contacto. Una persona sumamente importante en la historia waorani, porque no solamente tuvo ese rol de ser la guía en este proceso, sino que además asumió el rol de matriarca. Todo, en algún momento, pasaba por Dayuma. Ella muere ya muy anciana. Todos ellos han muerto en el olvido.

En primer plano Omayihue, líder fundador de la comunidad de Boanamo. A su lado Miñihue, quien será el próximo shaman del Baihuairi. Ellos llaman a sus shamanes, "meñera", que significa: El que posee el espíritu del jaguar. Los meñera waorani, además de poder sanar, son principalmente videntes. Se supone que el jaguar camina grandes distancias y recorre el mundo entero, tanto el mundo natural, como el espiritual y en diferentes dimensiones de tiempo. Cuando un jaguar (en su idioma se llaman meñe) pasa cerca de un meñera, su espíritu sale de su cuerpo y posee el cuerpo del meñera, sin uso de ningún alucinógeno

Con la nación waorani es muy complicado hablar de algo homogéneo. Según datos de una proyección que hicimos había entre 3000 y 3500 personas, de waorani contactados. Pero de tagaeri y taromenani no sabemos. De los tagaeri al menos sabemos quiénes son: una familia, la de Taga, que se desprende de una de estas grandes familias contactadas. Cuando llega el contacto, en el territorio hay cuatro grandes familias. Separadas entre ellas, con pocas relaciones unas con otras. Los Guikitairi, o el grupo de Guikita; están Baihuairi, Nihuairi y los Wepeiri. De los Nihuairi, el momento que comienza la presión del contacto, se desprende una familia, que es la Tagaeri. Taga era una de los miembros de Nihua, se lleva consigo algunos guerreros, algunas mujeres y funda su propia familia. Aparte, los waorani hablan de otros relacionados con ellos, familiares a los cuales pierden el rastro. Hay que pensar que el territorio es muy grande y al momento del contacto la población era aún muy pequeña. Cuando una familia se separaba de otra se iba unos kilómetros más allá, había poca posibilidad de encuentros. Hay familias que se reconocen en su parentesco pero perdieron su rastro, nunca los volvieron a ver. Además hay otros a los cuales no conocen en absoluto, a los cuales se los llama Taromenane, que significa “la gente que camina” o “la gente del camino”. Es la gente con la cual ellos se cruzaban en sus rutas de cacería. Nada más que eso.

Cuando se habla de dos pueblos: Tagaeri y Taromenani no hay tal. Son nómadas hasta donde sabemos y son del mismo tronco waorani. Hay pequeñas diferencias en dialectos, en la construcción de las casas (las de los Taromenane son más grandes). Hay muy poca información, tomando en cuenta que su territorio actual fue ocupado por los zápara hace unos 150 años. Hay una gran guerra en épocas del caucho con los waorani y los zápara son desplazados hacia el sur, donde tienen su territorio actual; pero es probable que quedaran algunos rezagados.

Bia y Babe son muy importantes para la nación waorani. Nacen cuando no eran contactados, y eran llamados aucas. Ellos defienden esa parte del territorio donde estaba el clan Niguaeri. Es muy importante este clan porque son ellos los que defienden el territorio de la entrada de los petroleros que llegan al Coca. Era la familia más cercana, sus casa estaban a pocos kilómetros de la ciudad. Ellos se movilizaban hacia la zona cuando se dieron cuenta de que los cohuori, como nos dicen a nosotros (cohuori significa varias cosas malas: generalmente significa caníbal, salvajes que les iban comer, depredadores indeterminados) iban a cruzar el río. Y el momento que los mestizos iban a cruzar el río los mataban y corrían de regreso a sus casas. Algunos primos de ellos cuentan que en un momento matar cohuoris se convirtió en una especie de deporte. Ellos no saben cuánto duró eso, ellos no tienen nuestra noción del tiempo. Entonces a Nihua, que era el jefe del grupo le disparan. El trabajador petrolero que lo hace en momentos en que Nihua iba a rematarlo. Hay una cosa importante entre los waoranis con el tema de la guerra y la muerte: los generales waorani, los que comandan la guerra son los que van adelante y es un honor matar, porque y enaltece a la persona lo exalta como guerrero. Y eso ha traído una gran mortandad de líderes y al morir estos hay una reconfiguración del poder, pugnas y conflictos, como en cualquier otra cultura. Nihua recibe un balazo que lo deja mal herido. Ahí se construye una historia épica cuando, malherido, recorre 50 kilómetros hasta su casa a advertir a los hijos que deban salir porque llegaban los cohuoris a matarlos.

Ellos no se van y deciden resistir el ingreso de los extraños, pero entonces inicia una guerra de sucesión, entre sus hijos y su hermano. Es una guerra cruenta y el resultado es que Taga se separa. El resto del grupo se queda y es contactado al poco tiempo por la gente de Dayuma. A ellos se los llevan a Pastaza, a la zona de Tigueno donde se conforma un protectorado de los misioneros de 16 mil hectáreas. Hay que entender que las cuatro familias se movilizaban en dos millones de hectáreas y son reducidos a ese espacio y empiezan a tener problemas porque habían familias enemigas, los waorani son cazadores y se disputaban los territorios de cacería y ese generaba conflictos. En ese ambiente están metidos Babe y Bai, y en un determinado momento deciden que ya es suficiente, se pelean con los misioneros y salen con su grupo y fundan la comunidad en un sector llamado Golondrina, más hacia el rio Curaray. Luego los petroleros verán la oportunidad de atraerlos hacia sus instalaciones y ellos se asientan ahí. Bai estaba casado con una mujer que se llama Omatoki que en su juventud era considerada una Taromenane. Y ella cuenta la historia de esos grupos desconocidos. Bai fue el líder de este grupo y Richard, su hijo, es el que está a cargo. Esta familia de Bataboro ha hecho resistencia en los últimos años, están en una gran tensión por el asesinato de dos trabajadores de Ecuador Estratégico, que fue gente de Tiguino.

Los pies de los waorani se deforman por el trajinar en la tierra y en los árboles de la selva.

Tiempo antes de eso la comunidad de Bataboro se había tomado las instalaciones de la empresa petrolera, exigiendo el cumplimiento de algunos acuerdos. Los waorani tienes muy comprensión sobre el mundo occidental. No lo logran entender del todo. En un principio hacen un trato con Petrobell, cambian las reglas del juego y los compromisos asumidos por Petrobell pasan a Ecuador Estratégico. Con toda la demora burocrática y ellos sienten que no les han cumplido, y como firmaron con Petrobell fueron a exigir a la petrolera. Por ello estalla ese conflicto, con toma de rehenes. Desde el 2011se han dado tres incidentes similares. Lo que ellos exigían era la culminación del proyecto de agua entubada. Para conseguir agua ellos tienen que caminar unos 40 minutos hasta un ojo de agua, porque los ríos de los que antes se proveían ahora están totalmente contaminados. Bataboro no tiene relación alguna con la empresa petrolera.

Bai fue uno de los grandes defensores del territorio. En los últimos años su salud se deterioró bastante. En medio del conflicto quedó en el abandono. Uno de sus hijos hizo las gestiones para comprar jabón, papel higiénico… Fui a visitarlo hace cuatro meses, fue la última vez. Antes, él había llegado al Eugenio Espejo por una mordedora de serpiente. Estaba en cuidados intensivos, pero el hecho real es que le había dado un derrame cerebral, no le daban esperanzas de vida. Y regresa a su comunidad con secuelas bastante fuertes. Ya no podía hablar, no podía caminar. No recibió ayuda. Cuando lo fui a ver hace cuatro meses se arrastraba por el piso. Se echó a llorar cuando me vio; lloraba como un niño y para mí fue algo muy duro después de haberlo visto como el guerrero fuerte que fue. No podía subir a una hamaca, los hijos intentaban darle atención, pero se limpiaba apenas el espacio donde estaba, dejaban algo de comer y el día entero se pasaba solo, arrastrándose. La esposa está muy anciana, de 90 años, muy frágil ya. De su muerte me avisó uno de sus nietos.

 

 

 

 

 

 

 


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