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Marco Doctrinal

Como Vicariato Apostólico de Aguarico, comprendemos que la misión evangelizadora hoy, trae consigo exigencias muy concretas en el acompañamiento a las comunidades.

Miramos con optimismo el compromiso de algunos laicos que son ejemplo dentro de la comunidad cristiana, de la Iglesia, al igual que muchos misioneros que realizan un verdadero acompañamiento en la vida de los fieles; sin embargo, creemos que aún nos falta mucho por recorrer en esta tarea de una evangelización inculturada.

El análisis de la realidad en la pastoral nos conduce a preguntarnos ¿hacia dónde iremos? La solución no hay que buscarla en la teoría sino en la realidad de la vida. Para construir una Iglesia con rostro propio, debemos ver los valores del Reino y los valores de la cultura.

 

1. CON ALEJANDRO E INÉS

Acogemos el desafíos y valor de quienes arriesgaron su vida para dar vida a los tagaeri, porque “si nosotros no vamos, los matan a ellos”.

Estamos llamados/as a asumir la responsabilidad de “reconocer su derecho de conservación de la propia identidad, como pueblos… su derecho para ser amparados por las leyes justas y adecuadas para la tenencia legalizada de sus tierras y para organizarse para poder ser artífices de su propia promoción económica, social y religiosa” (R. Grández, Vida y martirio,  p.462).

Crónica de Labaka: “apuntes de misionología”, bitácora de inculturación, búsqueda de políticas que den vida frente a la arrolladora presencia de quienes llegan para sacar, se marchan sin sembrar y consumen sin pensar. “Se adivina en los ojos de todos el regusto de que el Evangelio es una aventura como para entusiasmar a los jóvenes de hoy” (CH 103)

Adoptaron la cultura de la desnudez como un valor no como una limitación; intuyeron y desvelaron con mucho cariño y con honda fe las semillas del Verbo sembradas profundamente en las intrincadas selvas del Oriente Ecuatoriano.

Inés, escueta y contundentemente, dice “Ojala nadie sepa de mí… no busco nombre… ni fama…” porque se ha acostumbrado a vivir en el silencio de la selva, a silenciar sus deseos…

 

2. PORTA FIDEI

También hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe (PF 7)

La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. (PF 10)

Esta exigencia constituye una invitación permanente, inscrita indeleblemente en el corazón humano, a ponerse en camino para encontrar a Aquel que no buscaríamos si no hubiera ya venido[20]. La fe nos invita y nos abre totalmente a este encuentro (PF 10)

La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. (PF 14)

 

3. COMUNIDADES (EVANGELIZACIÓN, ORGANIZACIÓN)

La Evangelización pierde mucho de su fuerza, de su eficacia, si no toma en consideración al pueblo concreto al que se dirige, si no asume su lengua, sus signos y símbolos (EN. 63).

 Con la inculturación de la fe, la Iglesia se enriquece con nuevas expresiones y valores, manifestando y celebrando cada vez mejor el misterio de Cristo, logrando unir más la fe con la cultura (DA 479).

Entrar en diálogo fraterno y respetuoso con ellos (“las culturas”) es un paso importante en la misión evangelizadora de la Iglesia (DA 532).

Los pueblos cultivan valores humanos de gran significación; son poseedores de innumerables riquezas culturales; y, desde la perspectiva de fe, estos valores y convicciones son fruto de las semillas del Verbo (DA 92).

 Jesús descubre valores en otras culturas que enriquecen la nuestra (Mt. 15, 21-28); promueve el diálogo interreligioso, la interculturalidad (Jn. 9, 10), donde caben todas las personas. El diálogo con el Centurión, muestra claramente que los extranjeros tienen fe, una fe universal (Lc. 7, 1-10) y que la riqueza de la fe está enraizada en Jesús (1 Cor. 3, 2).

Como discípulos de Jesucristo, encarnado en la vida de todos los pueblos descubrimos y reconocemos desde la fe las “Semillas del Verbo” (DA. 529; Homilía de Ordenación de Mons. Alejandro Labaka); presentes en toda la creación, en la existencia cotidiana y en la milenaria experiencia religiosa.

 Nuestros fieles buscan comunidades cristianas, en donde sean acogidos fraternalmente y se sientan valorados, visibles y eclesialmente incluidos (DA 209; 226; NMI 12).

 

4. SOCIAL

La pastoral social es la solidaridad de la Iglesia (DA 533), comunidad viva, concienciada, sensible y comprometida con la realidad de la sociedad. Se realiza desde la comunión y desde el ser mismo del Vicariato.

Es expresión de la acción comprometida y compasiva de toda la Iglesia. La mística y espiritualidad que le mueve es una auténtica comunión de comunidades. Hunde sus raíces en la persona de Jesús, en el reino de justicia y amor que Él anuncia (Mt. 25, 36).

Buscamos desde el encuentro con Jesús construir una sociedad más justa y más amigable con la naturaleza (DA 66; 84). El amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables.

El Vicariato enraizado en el amor de Dios que sirve a la sociedad de la provincia de Orellana en situaciones de exclusión, está llamado a crear la fraternidad universal (Plan Pastoral Social). Cristo fue enviado por el Padre a anunciar la Buena Noticia a los pobres… a sanar los corazones destrozados (Cf. Lc 4,18).

 La pastoral social quiere ayudar al desarrollo integral de las personas animando la participación y compromiso comunitario. Estando presentes en los lugares de exclusión, empobrecimiento, vulnerabilidad donde las víctimas son los protagonistas, para vivir con dignidad desde el encuentro personal y liberador de Jesús.

La pastoral social quiere ser un mensaje de esperanza creando visión sobre la realidad, dando formación, ayudando en la organización y compromiso de todas las comunidades cristianas.

Las personas tienen nombre, rostro, historia y nos exigen un compromiso solidario concreto. Queremos primar la dimensión pastoral personal de encuentro, de diálogo y de compromiso con las personas concretas.

Debemos rescatar la identidad católica, por medio de un impulso misionero valiente y audaz, de modo que llegue a ser una opción profética plasmada en una pastoral participativa.

 Los proyectos deben promover la formación integral de la persona teniendo su fundamento en Cristo con identidad eclesial, cultural y con excelencia académica. Misioneros-as con rostro humano encarnado, samaritano, para ser sal y luz en la sociedad. Recreando cada día una comunidad de fe, de amor y de misión al servicio de los pobres. Para ser un Vicariato que transparenta la misericordia de Dios y es Buena Noticia para los pequeños y débiles (DA 337).

Tarea de la pastoral social es hacer conciencia, formar y responsabilizar a los cristianos y a la Iglesia del dolor, la angustia y necesidades de los que sufren. Y organizar grupos que lleven esta responsabilidad en cada parroquia. Para motivar a los miembros de las comunidades a que colaboren en la obra social de la Iglesia

 

5. JUVENIL

El Vicariato Apostólico de Aguarico a través del proceso de diagnóstico se plantea un tratamiento de preferencia para el trabajo con los jóvenes.

Fortalecer la Evangelización de la juventud desde su realidad cultural, para ser miembros activos en la Iglesia y la Sociedad (ST. 114).

Reafirmar la «opción preferencial» por los jóvenes proclamada en Puebla no sólo de modo afectivo sino efectivamente (SD 114; P 1186).

 Desarrollar, de acuerdo con la pastoral diferencial y orgánica, una pastoral de juventud que tenga en cuenta la realidad social de los jóvenes (P. 1193).

Se cuidará muy especialmente de dar relevancia a la pastoral juvenil de medios específicos donde viven y actúan los adolescentes y los jóvenes: campesinos, indígenas, afroamericanos, trabajadores, estudiantes, pobladores de periferias urbanas, marginados, militares y jóvenes en situaciones críticas (SD 119).

Urgir la capacitación de los jóvenes para que tengan oportunidades en el mundo de trabajo y evitar que caigan en la droga y la violencia. (DA 446 f).

Hay que favorecer la creación y animación de grupos y comunidades juveniles vigorosas que viviendo el Evangelio aseguren la continuidad y perseverancia de los procesos educativos de los adolescentes y jóvenes y los sensibilicen y comprometan a responder a los retos de la promoción humana, de la solidaridad y de la construcción de la civilización del amor (SD 120).

Formar asesores juveniles que acompañen, apoyen y generen el proceso de la pastoral juvenil. Se necesitan, líneas pastorales claras que contribuyan a una pastoral juvenil orgánica (SD 113).

El documento de Aparecida manifiesta que ser discípulo y misionero es una alegría. Y es una alegría que proviene del don de Jesucristo viviente en la realidad juvenil, como interpelación y esperanza.

 

6. FORMACIÓN

El Plan Global de la Iglesia Ecuatoriana contempla: “Jesucristo camino de evangelización de las culturas y de la cultura”(n° 90); para esta evangelización necesitamos ofrecer una preparación especial para Agentes de Pastoral y Servidores para que acompañen el proceso de inculturación del Evangelio.

Inspirados en el Evangelio y en la vida de algunos pastores como Mons. Leonidas Proaño, Mons. Alejandro Labaka y otros, vivamos la fe en el contexto cultural (Plan global # 90).

El proceso de reflexión que se viene realizando como Iglesia (en estado permanente de misión) nos debe llevar a una formación sistemática de los pastores y servidores.

 La acción misionera ministerial de los pueblos como sujetos de su propia evangelización, es camino para la inculturación del Evangelio (EN 20).

Hay que fortalecer la formación de líderes cristianos que acompañen el caminar de las comunidades apoyando sus propias instancias de organización, educación, autogestión, para lograr una convivencia justa en una sociedad pluricultural (Boletines Sicnie). Son tiempos nuevos, por tanto nueva luz, nuevo estilo: Nueva Evangelización (LG 13; GS 76).

 

7. FAMILIAR

“Creemos que la familia es imagen de Dios. En la comunión de amor de las tres Personas divinas, las familias tienen su origen, su modelo perfecto, su motivación más bella y su último destino”. (DA. 434.)

“En la familia nace y a la familia está confiado el crecimiento de cada ser humano. En la familia, por la serie de relaciones interpersonales que la configuran, la persona es valorada en su irrepetibilidad y singularidad” (Directorio de la Pastoral familiar, 237; Cf. Efesios 6, 1-4).

La familia es la primera sociedad natural. A la familia está ligado el desarrollo y la calidad ética de la sociedad. La familia es, en verdad, el fundamento de la sociedad (Directorio de Pastoral familiar, 236). Por todo ello, la familia cristiana ha sido denominada por el Concilio Vaticano II como “Iglesia doméstica”, como una “Iglesia en miniatura” (Cf. LG, 11; FC, 21; GS, 19).

En el seno de una familia, la persona descubre los motivos y el camino para pertenecer a la familia de Dios. De ella recibimos la vida, la primera experiencia del amor y de la fe (DA 118).

La familia es llamada, así, el "Santuario de la vida"; el lugar "donde se fragua el futuro de la humanidad". Por ello, "en los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral familiar" (FC. 70).

“Debe asumirse la preocupación por la familia como uno de los ejes transversales de toda la acción evangelizadora de la Iglesia” (DA 435).

En este contexto se comprende que "entre todos los caminos de la Iglesia, la familia sea el primero" (Carta a las Familias). Es necesario, por ello: "hacer de la pastoral familiar una prioridad básica, sentida, real y operante" (S.D. 64; cfr. Directorio de Pastoral Familiar, 1-5; 27-28).

Además de ser "la primera escuela de la dignidad humana", es el camino privilegiado de la fe. La familia, al igual que la Iglesia: "debe ser un espacio donde el evangelio es trasmitido y desde donde éste se irradia” (EN. 7; Cfr. FC. 52).

 


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