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HOMILIA EN LA ORDENACION DIACONAL

DE PABLO ARCE

Queridas hermanas y hermanos todos: Paz y Bien en el Señor.

Este es un día de fiesta grande, algo así como una suma de fiestas ya que hacemos muchas celebraciones en una: en primer lugar hoy acontece en esta comunidad la Ordenación de Diácono de Pablo Arce, quien durante muchos años se preparó en el seminario y en la pastoral en las comunidades indígenas y campesinas, para consagrarse como “servidor de Dios y del Pueblo”; en segundo lugar, hoy 29 de junio se celebra en toda la Iglesia la Solemnidad de San Pedro y San Pablo y en tercer lugar, como consecuencia de lo dicho hoy es la fiesta y el onomástico, tanto de esta tierra y de este hermoso lago bautizado con el nombre de: “Lago San Pedro” y el onomástico de nuestro Diácono: Pablo. Así, como ven, tenemos sobrados motivos para celebrar y dar gracias a Dios por haber llegado llenos de gratitud y con el corazón lleno de gozo a este momento.

Estas palabras que vienen a continuación, van dirigidas de manera especial a ti, querido hermano Pablo:

En primer lugar, que siempre seas –o sigas siendo- una Buena Noticia para los pobres. Y ya que tu trabajo de entrega al Señor, lo has venido haciendo entre las comunidades indígenas y campesinas de Sachas y Pompeya, que sigas siendo Buena Noticia para los pobres de Nuestro Vicariato. Cuando el Papa Francisco insiste tanto en que los agentes de pastoral seamos alegres y creíbles de lo que anunciamos, es un toque de atención a todos nosotros, laicos y consagrados, para que nuestra Iglesia no se convierta en un espacio triste, normativo y lleno de excesiva “seriedad”, que no da espacio a la creatividad del Espíritu Santo dentro de nosotros. No te olvides de los pobres, que no nos desclasemos, nos dirá el Papa a los Religiosos y Sacerdotes en el Encuentro del Quinche: “No se olviden de donde salieron, de donde los sacaron”. Así que Pablo, que seas un testigo alegre del Señor con los más pobres y abandonados del Vicariato, que hoy por hoy son los indígenas.

En segundo lugar: Que todos los días tengas un espacio reservado para Dios, un espacio amplio para tu encuentro íntimo con Jesucristo. Se trata de ese espacio no negociable, espacio de encuentro con el Señor en La Oración, como lo hacía Moisés: hablaba cara a cara con Dios, como con un amigo y salía radiante de ese encuentro o como nuestro mejor modelo a seguir: Jesúcristo, que se pasaba noches enteras orando a su padre o que madrugaba para darle la primicia del día a Dios. Desde mi largo tiempo en la VR, en la formación y en la responsabilidad del gobierno en la comunidad, observo y me atrevo a decir, que quienes cultivan este espacio cotidiano con el Señor, viven de otra manera, como dice el Salmo, con como las águilas y cada mañana se renueva su juventud. No significa que no haya problemas, por el contrario he sido testigo de cómo algunos seguidores y seguidoras de Jesús pasan por pruebas durísimas de incomprensión, rechazo, enfermedad, sufrimiento, pero quienes han sabido vivir esta cruz en diálogo permanente con el Señor, salen de ella de otra manera, son como dice el salmo uno: son como un árbol plantado junto al río. Así que Pablo, nunca te sueltes de la mano de Aquel que te ha elegido para que seas su testigo en todo el mundo y verás que saldrás fortalecido de todas las pruebas que trae la vida.

En tercer lugar, querido Pablo, desarrolla tu creatividad pastoral. Si. Alguien me dirá y qué significa esto? Recuerdo que en mi formación inicial cuando vivía en Shushufindi nos decía uno de los formadores: ustedes cuando sean sacerdotes no sean curitas de misa y olla, es decir, no sean de esos agentes de pastoral que dan lo mínimo, que les cuesta la entrega a fondo perdido, que sólo les interesa que termine la celebración para salir corriendo de ella. Que vivas y se te note tu celo pastoral hermano Pablo. Enámorate de tu trabajo evangelizador. No te quedes en lo mínimo. Por el contrario da todo de ti. En una de las comunidades alguien me decía de ti: el hermano Pablo es un buen misionero, él haga solo o lluvia coge su moto y entra por esos caminos difíciles a encontrarse con las comunidades. Me decía esta persona: él hasta se echaría la moto encima con tal de llegar a las comunidades. No pierdas esta entrega creativa y alegre al Señor.

Y, en cuarto lugar, ya no para Pablo, sino para todos nosotros. Ayudemos a Pablo a vivir su vocación de Diácono y su vocación misionera en nuestro Vicariato. Oremos por él y brindémosle nuestra cercanía y apoyo. Que la vocación de Pablo y esta celebración toque el corazón de más jóvenes que puedan decirle pronto: Sí, al Señor.

Quiero agradecer a los padres de Pablo, a sus hermanos y familiares que han sido un apoyo grande en su vocación. Agradezco a sus catequistas que le transmitieron la fe. Agradezco a sus hermanos sacerdotes y compañeros del Seminario Santa María la Mayor, en Quito donde se formó y sobre todo al equipo de sacerdotes y religiosas del Sachas, Tres de Noviembre y Pompeya, con quienes ha caminado estos años y quienes han organizado esta hermosa celebración.

A todos Dios les pague y que en esta Ordenación nuestro hermano Pablo Arce reavive su servicio al Señor y a toda la Iglesia.

Fraternalmente.

 

Adalberto Jiménez M.

Vicario Apostólico de Aguarico.

Coca, 29 de junio de 2018

 

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