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Carta a todos los Misioneros

del Vicariato Apostólico de Aguarico

 

Coca, 31 de julio de 2020

 

ESCUDO OBISPO ADALBERTO 100x70cms 300x210Queridos hermanos y hermanas en el Señor: Paz y bien.   “Sucede con el Reino de los Cielos lo mismo que con un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo deja oculto y, lleno de alegría, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo” (Mt 13, 44). Con la fiesta de nuestros hermanos Alejandro e Inés, hemos concluido el Año Pastoral del Vicariato. Ellos, misioneros testigos del amor a Cristo y a los pueblos, con su vida y su sangre, sembrada en el suelo amazónico de nuestro vicariato, nos comprometen a seguir caminando solidariamente en defensa de la Vida de los más pobres. Al comienzo de esta carta he puesto la cita del Evangelio del domingo anterior, para recordarme y recordarles que el tesoro más grande que está escondido en el campo de nuestras vidas es Jesucristo el Señor, al que estamos llamados a buscar, acoger, amar y anunciar, en todo tiempo y, más aún en estos tiempos de pandemia. Este largo tiempo, descrito por un teólogo como Tiempo de Cuaresma, aún sin Pascua – ya medio año- porque vivimos mucho dolor y sufrimiento, muerte y soledad, pobreza y desconcierto; miedos y tensiones, traídos por este virus invisible y por esta pandemia que ha dejado a muchos hermanos del pueblo caídos, heridos y muertos. Todo es desconcierto en un mundo tan inseguro donde todavía la comunidad científica-médica no logra encontrar una vacuna efectiva para erradicar este virus y, donde han aparecido otras pandemias que hacen tanto daño como: la corrupción, la violencia, el egoísmo, la insolidaridad. Como vemos el mundo así sigue funcionando a medias a la espera de un tiempo nuevo.

Es aquí donde se nos invita a mirar más hacia adentro de nosotros y de nuestras hermanas y hermanos con quienes vivimos para descubrir el tesoro que nos trae Jesús al darnos cada día su vida en el Misterio Pascual: Jesucristo Muerto y Resucitado. Sí, así con la frase completa, porque no anunciamos a un Cristo sólo muerto o sólo vivo. El Misterio es Cristo Muerto y Resucitado y esa es nuestra fe y nuestra esperanza, la que estamos llamados a vivir todos los días y en cada instante de nuestras vidas. Agosto es un mes para cambiar el ritmo que normalmente llevamos sobre encuentros, reuniones, asambleas, catequesis, etc. Es un tiempo para quitar el pie al acelerador y dedicarlo a contemplar, orar, descansar, pasarla junto a nuestros familiares o a otros hermanos y hermanas de la comunidad. Así que vivamos este tiempo como descanso y reflexión. Ya vendrá septiembre y los meses siguientes en que celebraremos la Asamblea y retomaremos la pastoral y la celebración de los sacramentos que quedaron suspendidos por la covid 19. Está en nuestras manos hacer de este tiempo de confinamiento, un espacio para la intimidad con el Señor a través de la oración; un espacio para fortalecernos con buena lectura ya sea teológica, espiritual o literaria y, es un tiempo para compartir diálogos y sueños con nuestras hermanas y hermanos de casa. Es un tiempo también para seguir siendo solidarios con los que menos tienen en nuestro barrio y en otros sectores. Aun nuestras Iglesias están cerradas y nuestra pastoral a la espera de salir a anunciar la Buena Nueva. No tengamos prisa, por ahora llenémonos de más vida interior, de más espacios contemplativos y de oración, que cuando ya todo esté en luz verde y se abran nuestras Iglesias, vamos a estar con mucho trabajo pastoral y muchas personas nos van a buscar, esperando de nosotros palabras, gestos y acciones samaritanas junto a muchos heridos por la enfermedad o por la muerte de seres queridos y conocidos.

Todos los medios anuncian ya el tiempo de pobreza y miseria que traerá la postpandemia. Así que la pastoral que se nos va a pedir es la Pastoral Samaritana que acompaña y cura al que está caído y abandonado al borde del camino. Así que vayamos reflexionando cómo abordar la pastoral, social, espiritualmente y litúrgicamente, este nuevo tiempo. Les recuerdo que la Asamblea del Vicariato la celebraremos del 21 al 26 de septiembre del presente año, en que la concluiremos con la Ordenación Presbiteral de nuestro hermano Diácono Pablo Arce, a las 10h00. Todos estamos invitados a celebrar y dar gracias por la vocación misionera y sacerdotal de nuestro hermano. El próximo 9 de agosto el padre Pablo Gallegos celebrará los 50 años de vocación sacerdotal. Desde donde nos encontremos estaremos unidos en la plegaria y en los mensajes de felicitación por ser un gran misionero y, en la Asamblea de septiembre, Dios mediante le celebraremos como él se merece. Les recuerdo que en este mes de agosto, estamos invitados a dos reuniones vía zoom: el 24, reunión de Equipos y el 31, reunión de Comisiones, donde se nos pide haber entregado unas tareas importantes. Les comunico también que durante el mes de agosto en que estaré fuera del territorio amazónico, estará al frente del Vicariato nuestro Vicario General, hermano Nelson Pinza. Ante cualquier situación o necesidad acudan directamente a él. Finalmente les recuerdo que en este tiempo de larga cuarentena se nos pide cuidar a los demás cuidándonos a nosotros mismos, así que tomemos todas las medidas que sean necesarias para cuidar cuidándonos los unos a los otros. Y, que siempre llevemos el anuncio alegre y lleno de esperanza de Jesucristo el Señor que a nuestra Iglesia de Aguarico que camina sinodalmente, nos hace Iglesia en salida. Que María nuestra Madre, Reina de la Amazonía interceda por nuestra Iglesia de Aguarico.

Fraternalmente,

+ Mons. José Adalberto Jiménez, OFM Cap

OBISPO-VICARIO DE AGUARICO-ECUADOR

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