Crónica de la Fiesta de la fe
El sábado 23 de noviembre de 2013 “proclamamos nuestra fe católica, en la clausura del Año de la Fe” en el Vicariato Apostólico de Aguarico con la celebración de una fiesta comunitaria, para renovarla. Ha sido una mañana de fuerte calor y cielo limpio.
De los cuatro puntos cardinales de la provincia de Orellana grupos de creyentes católicos han caminado hacia el Parque Central de la ciudad de Coca. Los provenientes de la vía Aucas han tenido que cruzar el río Napo sobre el majestuoso puente que lleva su nombre. Los de Sachas se han unido, en la capilla San Pedro y San Pablo, a los feligreses de esta misma capilla y de San José. Los del centro de la ciudad se han concentrado en el Municipio y los kichwas y shuaras en el Vicariato. Sintiéndose todos peregrinos, con cantos, rezos y proclamas de fe, a las 10:15 de la mañana se han concentrado en el Parque Central de la ciudad.
Allí les esperaba Mons. Jesús Esteban Sádaba, Obispo del Vicariato Apostólico de Aguarico, con los animadores de la celebración de la fiesta de la fe. Con vibrante entusiasmo, el Obispo ha animado a culminar el Año de la fe, reunidos en comunidad creyente. La Comisión organizadora ha ido invitando a entonar cantos, aclamaciones y plegarias, mientras edificamos la Iglesia con el aporte creyente de todos nosotros, confesamos nuestra fe con alegría y anunciamos decididamente nuestra fe entre todas las culturas, pueblos y lugares de nuestra Amazonia. De distintas comunidades han intervenido representantes para proclamar su fe y hemos recitado el Credo en tres idiomas: en castellano con las diferentes versiones; en kichwa y en shuar.
Unas 2.500 personas han copado el Parque Central de Coca, han caminado con Jesucristo, se han comprometido a seguir edificando las comunidades vivas llenas de fe y de vida, han confesado con pasión la fe, y ahora se sienten llenos del Espíritu Santo para asumir la misión de anunciarlo por todo el mundo, al estilo de Mons. Alejandro y la Hermana Inés, que dieron su vida por la fe, los pueblos, los pobres y nuestra Amazonia.
Unidos por el canto del Padre Nuestro, la oración por la Iglesia de Aguarico, y el envío misionero al ritmo de “alma misionera”, nuestro obispo nos dio la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Al despedirnos se invitó a todos a un refrigerio ofrecido por colaboradores de Juan XXIII, que fue muy apetecido para aliviar el sol canicular que nos ha acompañado toda la mañana.
José Antonio Recalde