Visita a Yarentaro con ocasión de la muerte de Ompure y Buganey
A modo de crónica
Francisco de Orellana – COCA, 08 de marzo de 2013
En la tarde del martes, 5 de marzo de 2013, se corre la noticia de la muerte de un matrimonio huaorani en la zona de Dicaron, a más de cien kilómetros por la carretera petrolera que sale desde la rivera derecha del Napo en Pompeya. Más tarde se concreta que los muertos son Ompure y Buganey, dos ancianos Huaoranis, apartados del poblado Yarentaro, donde viven sus hijos, unas cuatro horas.
Ompure aparece en Crónica Huaorani como hijo de Pava, hermano por tanto de Araba y de monseñor Alejandro Labaka.
En la mañana del miércoles, 6 de marzo, la Fundación Alejandro Labaka decide viajar al lugar de los hechos, yo me presto a acompañarlos y hacerme presente en este momento importante para la familia huaorani de Monseñor Alejandro.
Salimos de COCA José, Washington y yo a las 10.30 de la mañana llevando unos víveres que nos han pedido; a las 12 nos encontramos en el muelle de Pompeya donde se nos informa que hasta las 3.30 de la tarde no hay paso con la gabarra. Nos acercamos a la casa de las Hermanas Lauritas donde la Hermana Olga nos obsequia con un sencillo almuerzo y visitamos el museo CICAME.
Cruzamos al otro lado y hacia las 4 de la tarde salimos rumbo al km. 107 de la carretera. El control de velocidad en esta carretera es riguroso, 45 km/h por lo que nos esperan tres horas de camino; suponemos que no nos va a ser posible llegar al entierro que por otra parte nos han comunicado que va a ser en la casa propia de Ompure a cuatro horas de camino por la selva de donde ha muerto. Nos acompaña el Huao Luis Ahua, que está llegando de Toñampare donde está trabajando esta temporada.
En el camino, Pego ha cerrado la carretera en el puente del Tibacuno, la intervención de Luis hace posible que sigamos adelante. En el km. 37, paramos a saludar un momento a la familia de Luis, nos enseñan unas fotos del cadáver con las lanzas y nos aseguran que están los cadáveres en Yarentaro y que todavía no los han enterrado, avisarán por radio de nuestra presencia.
Llegamos a Yarentaro pasadas las 7.15, cuando salía la excavadora que abrió las tumbas, la gente estaba saliendo del entierro hacia sus casas. Nos saludaron inmediatamente los hijos de Araba; pregunté por él y me dijeron que no estaba, luego me enteré que se encontraba en la expedición que salió en seguimiento de los que mataron al matrimonio. Los dos promotores de la Fundación Alejandro Labaka, José y Washington eran conocidos de la comunidad que les saludó amablemente.
Insistieron en que fuésemos a saludar a los hijos de Ompure y en enseñarnos los videos de los cuerpos lanceados y la muerte de Buganey. En un momento de ver esos videos uno de los asistentes me pidió que hiciese una oración; todos se callaron respetuosamente, recordamos a los dos fallecidos y oramos por ellos y por la familia con el padrenuestro y avemaría que unos pocos alcanzaron a rezar.
Nos despedimos hasta el jueves por la mañana. Luis Ahua habló con la familia para que a las siete de la mañana pudiésemos tener otro encuentro de reflexión y oración en la casa o junto a las tumbas. En casa de Araba nos acomodaron para dormir, yo en el cuarto de uno de los hijos que no estaba, y Washington y José en las carpas que montaron en la sala. Yo conseguí dormir bien hasta que el gallo de la casa me despertó de madrugada.
El jueves, día 7 de marzo, Armando Boya vino a recogernos para llevarnos a desayunar en el campamento de la compañía, así lo hicimos, la víspera no habíamos cenado.
De nuevo en Yarentano seguimos escuchando a hombres y mujeres comentando ruidosamente los acontecimientos. En un momento nos acercamos al lugar donde un grupo de hombres estaban tranquilamente preparando una salida con escopetas y lanzas; cuando trajeron las lanzas salieron por el camino a patrullar, según dijeron.
Con un grupo de mujeres y algunos mayores fuimos al lugar de las tumbas; están enterrados junto a una casa y al lado de otra tumba de un niño, nieto de Ompure y Buganey, estaba la tierra cubierta con plástico negro y ese mismo día tenían intención de cubrir el terreno con una losa de cemento y un tejadillo, como está también la tumba del niño. Rezamos de nuevo allí. Les invité a que ellos hiciesen su oración y recuerdo de los fallecidos; dos personas, un hombre y una mujer, lo hicieron así en huaorani.
Terminada esta breve oración nos invitaron a ir hacia el lugar donde habían sido lanceados; a menos de diez minutos de donde están enterrados. Nos explicaron con detalle la posición de los cuerpos y nos enseñaron las huellas de las pisadas de los atacantes. Todo entre una algarabía de recuerdos, lloros, risas y explicación de las estrategias del ataque.
Al regreso en el pueblo nos enseñaron las lanzas y se sacaron fotos con ellas; aunque no me conocían casi, muchos querían que yo apareciese con ellos en la foto, evité algunas; pero habrá muchas fotos en las que estoy yo con ellos.
A las 10 de la mañana nos despedimos y emprendimos el regreso pasando a saludar de nuevo a la familia de Araba, estaban solo las mujeres en la casa. Pregunté a Obe por Inhigua y Araba y me dijo tranquila que todavía no llegaban, iban muy lejos, al menos un día de camino; comentó que ya Araba no tenía más hermanos varones. Me prometió una visita en COCA para el día martes próximo.
Fuimos invitados a almorzar en la Repsol, visitamos en Pompeya a las Hermanas Lauritas y a las cinco de la tarde terminábamos nuestro viaje en COCA.
OBSERVACIONES Y COMENTARIOS
I.- Muertes
- Nadie duda de que los que han matado son los Tagaeri, ellos hablan de Tagaeri, no de Taromenani.
- Está claro para mí que buscan matar a Ompure directamente. Si Buganey hubiese estado más lejos pienso que no la matan.
- Por el lugar donde se encuentra el cuerpo, Ompure parece intentar huir hacia el río; pero el ramaje de la selva se lo impide. El desorden de los lanzazos indica que el hombre está moviéndose y que le lancean por todas partes.
- Extraña que no rematasen a Buganey, ¿tenían prisa de escapar?
En la Comunidad se habla de veinte atacantes, sin que nadie los haya visto. Hay veinte lanzas, quince en el cuerpo y junto a Ompure y cuatro clavadas a Buganey
II.- Relato de las circunstancias de la muerte:
- Ompure y Buganey han llegado de mañanita a casa de los hijos para traer carne para ellos y para su hermano Araba (¿?). A las 9 de la mañana salen de regreso a la casa y a doscientos metros los matan.
- Una señora que va detrás de ellos con yuca, los ve acribilladlos y da la alarma.
III.- ¿Por qué matar a Ompure?
- Es el que más relación ha tenido con los no contactados
- Va vestido solo con el gumi, a lo huarani
- Lo matan en la cercanía del poblado pudiendo hacerlo en otro lugar con menos riesgos
- Razones que se barajan por aquellos con los que yo he hablado:
- Ompure está guardando esta puerta de penetración de los Tagaeri, sin él la puerta está abierta
- Presión de las compañías, se sienten acorralados
- Venganza de la matanza del 2003
- Sin embargo Ompure no estuvo en ese acontecimiento
- Demasiado ruido y gente
- No solo de la compañía
- Ruido de las músicas de los jóvenes en el poblado (hay mucho ruido; pero no ven tanta gente, les desconcierta)
- Hay 42 trabajadores de la compañía haciendo unas piscinas o algo parecido
- Ha podido ocurrir alguna muerte entre los Tagaeri que atribuyen a Ompure
- Sueño de Ompure y Buganey
- Atribuyen a Ompure y Buganey que no quisieron tomar ese día chicha de chonta indicando que había un peligro, que podían morir y que más adelante morirán otros de los Ancianos de los Huaorani.
IV.- Situación actual
- Hay una actitud de venganza, buscarlos para matar, o quizá destruir su casa.
- Han salido inmediatamente 10 personas hacia la casa de los Tagaeri, mayores y jóvenes, con lanzas y escopetas, entre ellos Inhihua y Araba
- Hay temor en Yarentaro
- Otro grupo vigila los caminos de ingreso al poblado
- Se tiene impresión de que son vigilados desde la selva
V.- ¿Qué hacer?
- Algunos huaorani hablan de contactos pacíficos en otros lugares cercanos. La situación actual no ayuda
- Existe el proceso de venganza que está desatado y que no trae posibilidades de terminar sino con el exterminio de una parte.
- El Señor nos haga instrumentos de su paz.
Alejandro e Inés ayuden a estos pueblos y a quienes tienen capacidad de actuar a buscar las formas y los medios para superar esta situación
Paz y bien con todos
+ Jesús Esteban Sádaba, capuchino
Obispo – Vicario apostólico de Aguarico